Presentación
Rugido – sentido es un proyecto arte-ciencia que investiga formas imaginarias de comunicación inspiradas en los sonidos de los lobos marinos (Otaria flavescens). Se trata de una obra audiovisual participativa pero además un estudio sobre el reconocimiento de determinados sonidos y de la búsqueda de identidad a través de ellos. Suplementariamente, el proyecto es una invitación a producir nuevas estrategias para relacionar sensiblemente a las comunidades humanas y la de los lobos marinos de la ciudad de Mar del Plata.
Rujamos, escuchemos, sintamos
Nuestro propósito es que podamos acercarnos cuidadosamente a los lobos marinos (Otaria flavescens), aproximándonos a sus estrategias comunicativas/ expresivas, y a sus formas de producir sonidos y escucharlos. Pero también buscamos un contacto más profundo, que se remonta a los orígenes de nuestra capacidad de producir abstracciones, inferencias y deducciones: la de pensar, iniciado hace 1.9 millones de años cuando los monos que fuimos (el homo erectus) tuvieron que ponerse en el lugar de otro animal—así de antigua es la empatía—para “sentir como él” y de ese modo anticipar y comprender sus movimientos y sacar una ventaja para la evolución de la inteligencia 1.
En esa dirección, la fórmula de Manu Chao, “si yo fuera Maradona” indica algo más que una metáfora o un juego de máscaras, es un modo experimental de informarnos de un mundo (una cultura, una persona, un animal), del que desconocemos sus movimientos, sus ritmos, sus síntesis espaciales, su lógica y metáforas, a partir del ejercicio de “ser, de estar, de evocar, de sentir, de escuchar, de mirar” como esa cultura, esa persona, ese animal. La acción (coreográfica, performativa) de entregar nuestro cuerpo a esa otra presencia y obligarnos a dejar de lado nuestros movimientos para darle lugar a otra organización de ritmos y formas, nos regala asistir, primero, a un contexto nuevo con toda la información cruda asociada a él. También, estimula el hábito bueno de la especulación y la deriva sin sentido aparente, movilizando nuestra curiosidad ontológica y evolutiva. Y un tercer punto a favor es que entrena ese giro interior de disposición y responsabilidad hacia otras formas de vida, otras extrañezas, ayudándonos a estimular un proyecto de ética más acorde a nuestros tiempos, ya inmersos en los acuciantes escenarios ambientales y climáticos.
Ponerse en el lugar de la otra presencia, además, produce efectos en el propio cuerpo. Este aspecto fue descrito por Luis Liebenberg al investigar las sensaciones físicas a las que debían estar atentos los cazadores bosquimanos mientras perseguían un kudú (un antílope):
“…el rastreador bosquimano (…) debe continuamente medir su propio estado físico en comparación con el del kudú; mirar la huellas del kudú, la amplitud de sus pasos, su manera de moverse por la arena indican su nivel de cansancio. Hay que comparar el estado del propio cuerpo con el del kudú […]. Son las sensaciones corporales propias las que informan sobre nuestro estado y sobre el del kudú; no estar suficientemente atentos a esas sensaciones puede conducir a la hipertermia. Ese ejemplo muestra la importancia de la empatía en el éxito de la caza y por ende su valor adaptativo en términos de selección natural” (Liebenberg, en Morizot, 208). 2
Un último detalle en relación a este movimiento tiene que ver con el surgimiento de las numerosas presencias de personajes mitad hombre, mitad animal en diversas culturas, sobre todo milenarias. Llamar al espíritu del jaguar, el águila, el bisonte, el venado, es una técnica practicada por el chamanismo, que también advertimos en el minotauro, el centauro y en las esfinges egipcias.
“La articulación en cierto primate de aptitudes para el rastreo especulativo y la teoría de la mente implica que la actividad de pesquisa de una presa coincide con lo que describimos antes como un fenómeno chamánico: una forma de traslado de la mente al cuerpo del animal. Es en el acto cotidiano del rastreo, bajo presión selectiva, que habría de residir uno de los orígenes de la teriantropía originaria del hombre (los teriántropos son esos personajes mitad humanos, mitad animales, como los dioses egipcios): su potencia inmemorial de cruza con el resto del cosmos animal, por la aptitud de convertirse en el lobo que caza y en el antílope que elige su camino” (Morizot, 208).
Entonces, y volviendo a los lobos, imitarlos, y de ese proceso, aprender, tomar nota, promover especulaciones sonoras y modos de escucha inexplorados. Y más aún: que nos permitamos replantearnos nuestros modelos sensibles, poniéndonos a disposición de los sonidos de los lobos y su inteligencia para producirlos.
De las lobas, corregimos, y de sus cachorros. Sí, el proceso que nos interesa investigar se presenta en un tipo particular de comunicación entre la hembra del lobo y su cachorro, en el que los rugidos de la madre, vocalizaciones, son tan específicos y característicos de cada individuo, que se las conoce como firmas acústicas 3.
Vocalizaciones acústicas (o el sonido de los lobas)
Nuestro interés por los lobos marinos (Otaria flavescens) se consolidó con el proyecto Los otros lobos (2022) en el que reflexionamos sobre la figura de ese animal en la cultura y la identidad marplatense. A propósito señalamos que “sus sorprendentes facultades sonoras y sociales, así como sus prácticas territoriales, nos inspiran a imaginar nuevas alternativas para repensar los usos del sonido, el espacio y las relaciones interespecies entre la comunidad y estos fabulosos animales” (Virgili, 2022). En esa oportunidad, motivados por el semblante de escucha de los lobos, presentamos una instalación sonora a partir del registro de los sonidos producidos por las lobas marinas y sus cachorros de la colonia reproductiva de Isla de Lobos (frente a Punta del Este), Uruguay. Esos sonidos son conocidos como vocalizaciones y son fundamentales para la reproducción y supervivencia de la especie. La singularidad de la señal madre – cachorro son conocidas como firmas acústicas.
La Dra. en Biología Micaela Trimble apunta que “Los otáridos (focas peleteras y leones marinos) suelen congregarse en grandes colonias durante la época de cría. Las hembras paren una cría por temporada y son las únicas que se alimentan de ella. Las madres alternan los viajes de búsqueda de alimento en el mar con períodos de lactancia en tierra. (…) Estas frecuentes separaciones entre madres y crías requieren un sistema de reconocimiento individual bien desarrollado para reunirse. Dado que el comportamiento maternal es selectivo (por ejemplo, las hembras no amamantan a las crías y pueden ser muy agresivas con ellas) el proceso de reconocimiento es esencial tanto para la supervivencia de la cría como para la salud de la madre. Los resultados de numerosos estudios realizados hasta la fecha indican que las señales acústicas, eficaces a corto y largo alcance, son esenciales en el reconocimiento madre-cría (Trimble, 208). Un poco más adelante, comprendemos que estas señales acústicas se van corrigiendo según el contexto en el que se encuentre la colonia, así como en el número de individuos. Es decir, serán más o menos redundantes según las necesidades de la madre de especificar su llamado para que el cachorro la reconozca. “Debido a que la densidad de población es aproximadamente el doble en PV (Península de Valdez) que en IL (Isla de Lobos), esperamos que la individualidad en las llamadas de madres y cachorros sea mayor en PV para evitar cualquier riesgo de confusión entre individuos, y así facilitar las reuniones madre-cachorro. Por otro lado, las diferencias en la estructura del hábitat (zona abierta frente a zona obstruida) y en la estructura de la colonia entre ambas colonias (los leones marinos en IL crían en simpatría con otras especies) podrían haber inducido algunas diferencias en las características físicas de las llamadas o en las señales acústicas que componen la firma individual (Trimble, 209).
Las características acústicas de estos sonidos, asociados a la importancia en el desarrollo evolutivo de estas especies, no sólo nos cautivó, sino que nos hizo reflexionar profundamente en qué tipo de lazos (y conocimientos) con esta especie ha establecido la comunidad de Mar del Plata. Los lobos marinos siguen siendo animales cercanos pero desconocidos, familiares pero invisibilizados. Utilizar estas vocalizaciones es para nosotros una manera de traer al plano sensible la vida de estos animales, reconocer sus capacidades productivas, reflexivas y vitales con el sonido, y a través de ellas, asumir en los lobos otros mundos sintientes.
Método
Vamos a tomar un grupo (n) de personas y ofrecerles una lista con 9 (nueve) ejemplos de vocalizaciones de las hembras; y una segunda lista con 9 (nueve) ejemplos de las vocalizaciones de sus crías.
Cada persona deberá escuchar todos los ejemplos y decidir imitar un caso de cada lista, es decir, una vocalización de la loba adulta y otra de la cría. Cada par seleccionado será, para esa persona, su hipotético par madre-cachorro.
Vamos a grabar (imágen y sonido) a cada persona reproduciendo ambas vocalizaciones. Las personas mantendrán su selección en secreto hasta la última etapa del proyecto: Reconocimiento.
Es importante señalar que los audios van acompañados por un espectrograma y una partitura gráfica (simbólica) para facilitar la memorización y selección de cada una de las vocalizaciones. Esta partitura, además, busca que nuestra atención también se oriente hacia el plano de la música, en la medida que esas vocalizaciones pueden ser definitivamente consideradas como un material sonoro articulado, expresivo y fácilmente notado.
Esta partitura presenta como mencionamos una parte gráfica, en la que el eje de las y (el eje vertical) nos remite a groso modo a la altura del sonido (más arriba más agudo, más abajo, más grave), siendo el eje de las x (el horizontal) el tiempo. Las marcas sobre esas coordenadas son señales sonoras. Y si bien se les ofrecerá el audio para escuchar las vocalizaciones, el soporte gráfico sirve para que las personas puedan ver el set sonoro, y de ese modo, tengan más opciones para familiarizarse con el material sonoro. Finalmente, el espectrograma, es otra representación gráfica de las vocalizaciones, en la que se ve el diseño de las ondas que componen ese sonido, además de ofrecer un análisis de los espectros de dicha señal.
Reconocimiento (Resultados)
La etapa final del proyecto consiste en compartir las grabaciones entre todas las personas participantes atendiendo a las siguientes cuestiones:
A. Grabaciones (Sólo audios)
1) Reconocer el propio timbre de voz.
2) Reconocer la propia vocalización seleccionada reproducida por otras personas (madre y cachorro).
3) Paulatinamente se les informará a las personas la selección de las otras personas participantes. En este punto de la investigación la idea es detectar el timbre y los pares de las vocalizaciones (madre-cachorro).
4) Se les pedirá a las personas participantes que intenten distinguir la mayor cantidad de vocalizaciones, ya sea de la madre y/o del cachorro.
B. Grabaciones (Audios y videos)
Corroboramos a todos los pares y a las personas que emitieron las vocalizaciones.
C. Comparaciones
Finalmente nos interesa ver los espectrogramas de los rugidos producidos por las personas participantes y analizar los puntos de encuentro, diferencias, cuasi similitudes.
Es sobre este punto que pensamos que el proyecto se enlaza con nuevas investigaciones que cruzan acústica, filosofía, sociología y arte sonoro.
Información
Materiales
Lista de audios (1 a 9) – Vocalizaciones, madres
Lista de partituras (1 a 9)- Vocalizaciones, madres
Lista de audios (1 a 9) – Vocalizaciones, cachorros
Lista de partituras (1 a 9)- Vocalizaciones, cachorros
Notas
1 La teoría a la que nos referimos es de Louis Liebenberg (2006) presentada en su investigación sobre La caza por persistencia (Persistence Hunting) que todavía puede observarse hoy en algunos pueblos cazadores recolectores, como los bosquimanos kou del Kalahari. “Consiste en buscar el rastro fresco de un ungulado, seguirlo, e ir detrás del animal que se mueve sistemáticamente cuando huele o escucha al rastreador tras sus huellas, durante varias horas, hasta que al animal lo inmovilice su propia hipertermia (es decir el calor producido por la actividad de sus músculos). Entonces queda a merced del cazador. En efecto, los grandes ungulados de la sabana disponen de medios de regulación del calor corporal menos eficaces en el largo plazo que los de los humanos (como los grandes felinos, disponen de una termorregulación más eficaz para el sprint). Es, entonces, produciendo en el animal un alta en la temperatura tal que no pueda escapar más, que el cazador puede acercarse lo suficiente para hacerse de él. La persecución puede durar ocho horas, hasta doce en casos raros. El animal entonces es rematado, de cerca, con un golpe de lanza al corazón” (Morizot, 193). Perseguir un animal derivó en el arte de seguir un rastro animal: la huella pasó a ser un ideograma en el que se contiene múltiple información sobre las decisiones del animal perseguido. “Vemos aquí en qué sentido profundo Liebenberg se encuentra justificado para hallar en el rastreo algo así como el origen de la ciencia” (Morizot, 203).
2 El arte de rastrear un animal, según los aportes de Louis Liebenberg y de Baptiste Morizot favoreció a que podamos desarrollar “el ojo de la mente”, ya que determinar todas las historias especulativas sobre la vida y las decisiones de una presa, a partir del análisis de sus huellas y rastros, profundizó nuestras capacidades de razonar bajo principios similares al método científico. Pero no sólo analizar la huella, sino sumergirse en una piel que no es la nuestra para ampliar nuestra percepción:
“En el rastreo especulativo, una vez que el perseguidor captó la dirección general del rastro y sabe que en ese eje hay una ruta animal, un río, un punto clave, va a dejar el rastro e ir directamente a ese punto clave a retomar la vía. Para predecir el movimiento hay que conocer al animal al punto de identificarse con él. Hay que visualizar cómo se mueve desde su propio punto de vista.” (Morizot, 206)
3 Y más: Hacer un rastreo especulativo consiste en seguir una ruta imaginaria ahorrándonos el esfuerzo de examinar cada impresión, visualizando el trayecto del animal por el matorral a través de sus propios ojos. El experto tiene los ojos apuntados hacia el horizonte, no mira el suelo, sueña con él. Es decir que no busca los signos sobre el suelo sino donde proyectó que estarían.
“¿Qué haría si estuviera en tu lugar, animal?” (pero profundamente en tu lugar, con tus deseos y tus aversiones, tus ofrecimientos, tu ritmo y tu mundo) es la pregunta brújula que examina cuando se pierde, para orientarse de nuevo.” (Morizot, 207)
Agenda y Lugar
El viernes 29 de septiembre 14 – 19 h, en el Aula Magna de la UTN, comienzan las grabaciones.
Contacto
ceac@mdp.utn.edu.ar
Proyecto
Martín Virgili
Producción ejecutiva
Candela Chirino
Cámara
Maximiliano Tazza
Sonido
Guido Bressan
Voz en off
Gastón Mazières
Especialistas en Biología
Dra. Gisela Giardino
Dra. Sofía Copello
Rugidores y rugidoras
Paula Elgarrista
Gisela Giardino
Juan Pablo Se Copon
Carolina D’alessandro
Lucila Dovao Medin
Sofia Copello
Maria Alejandra Estifique
Francisco Ramallo
Candela Chirino
Guido Bressan
Matias Tazza
Francisco Bezich
Leila Ale Wagner
Agustina Suero
Pablo Engel
Ines Drangosch
Manuela Sanchez
Paola Carobino
Florencia Campoamor
Bibliografía
Morizot, Baptiste (2020). Tras el rastro animal. Buenos Aires: Isla desierta
Liebenberg, L. (2006). Persistence Hunting by Modern Hunter‐Gatherers. Current Anthropology, 47(6), 1017–1026. https://doi.org/10.1086/508695
Trimble Micaela, Charrier Isabelle (2011) “Individuality in South American sea lion (Otaria flavescens) mother–pup vocalizations: Implications of ecological constraints and geographical variations?”. Mammalian Biology. Zeitschrift für Saugetierkunde.
Virgili, Martín (2022). De lobos, lobas, identidades y contradicciones. Mar del Plata: Universidad Tecnológica Nacional. En: https://ceac.mdp.utn.edu.ar/proyectos/los-otros-lobos/